Los trabajos de reconstrucción acabarán en Semana Santa
Se pone en marcha la campaña «Sé testigo, vive el cambio» para inmortalizar el aspecto actual de la fachada
La Guerra Civil Española cambió la fisonomía de la Casa Navàs para siempre. Ahora, ochenta años más tarde, los actuales propietarios de la casa han decidido devolverle el aspecto original. La restauración se hará gradualmente y el primer paso es reconstruir el frontispicio que estará acabado en Semana Santa. Para inmortalizar la imagen actual de la casa, se pone en marcha la campaña «Sé testimonio, vive el cambio», un concurso de pintura y de fotografía donde los ganadores se pueden llevar hasta 600 €.
Reus fue una de las ciudades catalanas más castigadas durante la Guerra Civil Española. Los bombardeos en la ciudad fueron constantes, la madrugada del 26 de marzo de 1938 una bomba destruyó los techos de la segunda planta, la torre y el frontispicio de la Casa Navàs. Pocos años más tarde, los entonces propietarios –Joaquim Blasco i Maria Font de Rubinat– hicieron reconstruir el techo y las paredes de la segunda planta que habían quedado dañadas, pero no pudieron recuperar ni la torre ni el frontispicio.
Ochenta años después, la actual propiedad de la Casa Navàs ha decidido restaurar los efectos que la guerra tuvo en una de las obras más singulares del arquitecto Lluís Domènech i Montaner. La recuperación del aspecto original será gradual, lo primero que se hará es volver a construir el frontispicio. Las obras empezarán el próximo mes de enero y estarán acabadas en Semana Santa.
Descripción del frontispicio original
El frontispicio estaba formado por 5 plafones rectangulares dispuestos gradualmente en 3 niveles separados por pináculos, formando un triángulo sobre el eje de la tribuna. A partir de los fragmentos conservados se pueden definir las características de los plafones, esculpidos con motivos vegetales y enmarcados por un arco trilobulado. El eje de cada pieza lo formaba una rama con hojas que, al llegar a la base, giraba para definir los dos ejes secundarios. Bajo cada arco había una flor de 5 pétalos con una esfera agujereada al centro. Las ramas tenían derivaciones espirales junto a las flores, dos hojas resolvían la derivación del eje principal del trazado orgánico hacia su encuentro entre los arcos geométricos. El espacio entre el arco central y el lateral de la pieza se llenaba con dos flores. Todas las piezas ornamentales del frontispicio tenían el mismo diseño.
Se conservan restos muy parciales de los pináculos, cosa que hará necesaria la creación de modelos inspirados en elementos similares de otras partes del edificio. En medio de la parte lisa del frontispicio había un medallón circular con ornamentos y en él se podía distinguir la fecha de 1904. En la restauración también se recuperará el medallón.
La estabilidad del frontispicio venía dada por su anchura –tenía una superficie de 8,60 m2, hacía 4 metros de altura y 4,74 m de anchura– y por la geometría de la cubierta, que formaba dos aguas detrás de este. Al reconstruirse la cubierta, después del bombardeo, la urgencia eliminó la posibilidad de rehacer el frontispicio y la parte de cubierta.
Recuperación del frontispicio
Con el objetivo de corroborar como era el frontispicio original y recrear sobre plano el trabajo, los arquitectos Pau Jansà Olivé y Joan Tous Gomà-Camps y el conservador-restaurador Pau Arroyo Casals han elaborado un proyecto arquitectónico. Para hacerlo, se ha tenido que hacer investigación histórica y vaciado de archivos fotográficos y de planos. El proyecto fue aprobado por la Comisión de Patrimonio de Tarragona de la Generalitat de Cataluña el pasado mes de julio. La ejecución de la obra irá a cargo de la empresa de restauración reusense Rècop que, con más de 25 años de experiencia, se han encargado de restauraciones muy destacadas por todo el país como la restauración de la fachada de la Casa Batlló y del pabellón de San Manuel del recinto histórico del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona.
El primer paso de la reconstrucción ha sido recopilar las piedras originales que, desde hace ochenta años, estaban repartidas en diferentes cortijos de la familia Font de Rubinat. Cuando la bomba destruyó parte de la Casa Navàs, las piezas se almacenaron en una casa de la calle de la Prisión y, poco a poco, se fueron transportando en carro en estos terrenos familiares situados a las afueras de la ciudad. Las piedras eran de tipo sedimentario, procedentes de Vinaixa (Lérida); para respetar las mismas características, en la reconstrucción también se utilizará piedra natural de Vinaixa.
Los restauradores y picapedreros encargados de la obra están acabando de decidir cuál es el mejor método para hacer la réplica de las piezas. Si bien en un principio se pensaba que lo mejor era hacer un molde, ahora se decantan porque picapedreros especializados reproduzcan las piezas en piedra natural teniendo como modelo las piezas recuperadas. Para hacer las piezas decoradas del frontispicio se necesitan tres meses de trabajo ininterrumpido, mientras tanto Rècop irá trabajando sobre la fachada de la casa para preparar el recibimiento del frontispicio. El andamio para empezar las obras se montará a principios de la segunda quincena de enero.
Una vez colocado el andamio, se tendrá que variar la geometría de la cubierta para dar estabilidad al frontispicio y devolverle el aspecto original. Después del derribo de la parte de la cubierta existente afectada por la intervención, se formará una estructura tridimensional de perfiles de acero apoyados mediante platinas sobre los pilares existentes y un triángulo adosado al nuevo frontispicio. La estructura reproducirá las aristas del nuevo tramo de cubierta. Sobre los planes de la estructura tridimensional de acero se realizará la nueva cubierta con un machihembrado cerámico, aislamiento térmico y acabado con teja original reaprovechada.
El centro del tímpano está formado por piedras lisas, que se colocarán en primer lugar y se unirán con tallos de fibra de vidrio. El contorno del frontispicio es el que tiene las piedras decoradas y serán las que se pondrán en último lugar. Una vez acabadas las obras, se aplicará una pátina cromática (agua de cal con pigmentos inorgánicos) a toda la superficie, la misma técnica que se utilizaba en época modernista. Esto dará homogeneidad de tono a toda la fachada y a la vez servirá de protector. Paralelamente también se limpiará la parte superior de la fachada.
Campaña «Sé testigo, vive el cambio»
A pesar de que el actual aspecto de la Casa Navàs no es el original, lo cierto es que para la mayoría de reusenses la imagen de ahora es la que se asocia a este emblema modernista porque siempre lo han visto así. De aquí a un mes empezarán las obras de reconstrucción del frontispicio y cambiará para siempre la fisonomía de la obra de Domènech i Montaner. Por eso Casa Navàs invita a toda la ciudadanía a inmortalizar su aspecto actual mediante la campaña «Sé testigo, vive el cambio». Se organizará un concurso de pintura rápida y un concurso de fotografía por las redes sociales.